domingo, 12 de septiembre de 2010

Continuación de de algunos recuerdos de mi infancia

Después de haber plasmado en en unas cuantas hojas de papel algunos de los recuerdos que tengo de mi niñez me vienen a la memoria otros muchos que por una circunstancia u otra y al prestar mas atención en aquellos que creí de mas interés fui relegando unos cuantos de estos recuerdos , que a buen ver creo que no por menos importantes para mi; por ello dejen de tener alguna importancia en el conjunto de mis días de infancia y pubertad ;por tanto ,tratare de relatar cuantos de estos recuerdos van llegando a mi memoria.

Hay temas que por ser para los niños que entonces cuando estábamos internados en el ya mencionado Colegio, de recuerdos un tanto tristes, sin querer, pasé de puntillas por ellos dejando de reflejarlos involuntariamente en mis escritos ya que para nosotros y creo que para cualquier ser humano cuando estos recuerdos resultan espinosos para unos o jocosos para otros suele ser problemático exponerlos de una manera imparcial; pero en fin tratare de hacerlo de la mejor de las formas que mi pueda.

Precisamente voy a relatar una de estas cosas que nunca debían ocurrir pero que dolorosamente han sido , son y serán algo muy frecuente en este mundo y siempre son actores de los mismos son los de siempre, los débiles y desamparados como eramos los niños que encontrábamos recluidos en ese lugar ya que la crueldad invariablemente es ejercida por los seres con una catadura moral carente de piedad con una enorme cuota de cobardía , comenzare por ello y un poco a contra corriente en mis recuerdos ya que algunos de estos aún hoy día hieren no poco en el alma

Recuerdo aquellos días en que apenas tocaba la campana para que nos levantásemos de la cama en esos crudos inviernos de Madrid teníamos que dirigirnos a los lavabos y con un agua muy fría comenzábamos a asearnos siendo la mayor parte de las veces un aseo que mas recordaba a los gatos cuando se asean así mismos que con lo que teníamos o debíamos hacer lo que en muchas ocasiones nos costaba alguna reprimenda por parte de los auxiliares aunque ellos tenían la ventaja de que si querían podían calentarse en sus habitaciones pero nosotros niños habíamos de aguantar y temblando de frío la mayoría de las veces seguidamente con una ropa muy poco adecuada para esas temperaturas muy bajas asistíamos a misa teniendo que cruzar la calle de Fernandez de los Ríos, menciono esto; por que en una ocasión a uno de los niños que pernoctaban en el mismo dormitorio que yo de nombre Farnando Turpín se había orinado en la cama entonces el digamos cuidador de nuestro dormitorio el cual tenia por nombre D. Mariano no se le ocurrió otra cosa que coger a este niño y darle una ducha con agua fría y digo fría por no decir que el agua era gélida y sin apenas secase le mando ponerse la ropa que consistió en el calzoncillo un pantalón, una camisa y unas alpargatas de lona y de esta guisa le hizo ir a misa teniendo este chico que cruzar la calle pese a que estaba nevando en ese momento y totalmente cubierta de nieve casualmente en aquel momento paso por allí la madre de este niño que se dirigía a su trabajo como asistenta en una casa cercana en la calle de Valle hermoso y al ver a su hijo como es natural se acerco a darle un beso , quedando estupefacta al ver a su hijo aterido de frío y ni corta ni perezosa se acercó el auxiliar y levantandole la pernera del pantalón le vio que llevaba dos pares de calcetines y en su dolor la pobre mujer le dijo toda clase de improperios entrando seguidamente en el colegio y pidió hablar son el Sr.Director , el cual se encontraba en su casa y hubo de bajar y como siempre D. Benigno atendió a esta pobre mujer ;” hoy día que he sido padre y también abuelo comprendo perfectamente la indignación de esta mujer. “

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